
El inicio del año 2015 ha sorprendido al autor de este cuaderno de notas sumergido en un nuevo y muy ilusionante empeño. Quizá el que más para alguien cuyo quehacer se reparte entre la reflexión, el debate y la enseñanza de una disciplina de particular actualidad e impacto sobre la realidad social como es el Derecho del Trabajo. Se trata, claro está, como posiblemente sepa buena parte de sus tenaces amigos, de su participación, bajo la condición de Subdirector, en el Consejo de Redacción de TRABAJO Y DERECHO, nueva revista dedicada al ámbito de ordenación jurídica de las relaciones laborales, que bajo la muy prestigiosa dirección de Carlos Palomeque, querido maestro, ha hecho su aparición en el panorama de las publicaciones especializadas en la materia el pasado mes de enero, de la mano del sello editorial Wolters Kluwer España.
No he encontrado mejor manera de presentar en este espacio compartido nuestra revis-ta que las palabras que a tal menester dedicaría su Director con ocasión de la aparición de su primer número. Van a continuación en su versión integra, a la que se añaden, como adjuntos, la muy bella cubierta que la adorna, obra del pintor salmantino Miguel Elías Sánchez, la composición de su Consejo de Redacción, su Comité de Evaluación Externa y su Consejo Científico Asesor y el sumario de su número 1.
Este blog irá dando cuenta, por supuesto, de las sucesivas entregas de TRABAJO Y DERECHO, siempre atentas, a través de las nada menos que siete secciones fijas que la integran –Opinión, Estudios, Jurisprudencia, Unión Europea y agenda internacional, Legislación, Libros y Práctica Jurídica y despachos profesionales–, a las constantes transforma-ciones y avatares de la realidad jurídica laboral, tanto española como de la Unión Europea e internacional, y a su análisis con rigor académico, sentido crítico, criterio práctico y compromiso con los valores de progreso y solidaridad. Quizá sea este un objetivo particularmente ambicioso, pero es así como concebimos nuestro cometido. O, por reproducir aquí unas palabras que leerán a continuación de la mano de su Director: “tan solo con estos ingredientes habremos de cocinar el plato que nos gusta”.
Trabajo y Derecho
Cuando vienen tiempos de confusión, nadie puede parar su curso, nadie puede evitarlos, algunos consiguen servirse de ellos.
Amin Maalouf, Samarcanda, 1988
Con este título, cuya buscada concisión sintáctica no permite al lector atajo alguno para apoderarse al instante y con facilidad del propósito general que nos guía, iniciamos la publicación de una nueva revista mensual en el ámbito de las relaciones de trabajo y de su ordenación jurídica que reclama desde luego un espacio propio —como si de un lugar al sol se tratase— dentro del rico y plural panorama vigente de este tipo de repertorios especializados en nuestro país. Trabajo y Derecho comparece así ante el gran público como una publicación periódica nueva —como su subtítulo se encarga de precisar, Nueva revista de actualidad y relaciones laborales—, provista por lo tanto de fisonomía y nervio propios y singulares, aunque naturalmente no pueda ocultar su condición sucesora —dentro del quehacer de la editorial Wolters Kluwer España— de las precedentes Actualidad Laboral y Relaciones Laborales, longevas y fecundas a partes iguales, que han concitado durante su prolongada existencia hasta el presente a lo mejor del laboralismo español de dos generaciones y de cuyos Consejos Asesores me cupo el privilegio de formar parte desde el principio.
Por consiguiente, treinta años después —el tiempo que ha transcurrido entre 1984, en cuyos meses de noviembre y diciembre ambas iniciaron su andadura respectiva, y el final de 2014 en que la han concluido al unísono—, larga memoria y reconocimiento pleno para aquellas, para sus fundadores y su labor colosal —los profesores Efrén Borrajo Dacruz y Miguel Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer, en cada uno de los casos—, para quienes —en solitario o junto a ellos— las han dirigido con sabia mano durante tanto tiempo y, al fin y al cabo, para la legión de autores y colaboradores que han alimentado sus páginas con los felices resultados que están a la vista de todos. «Larga memoria para Actualidad Laboral; larga vida para Trabajo y Derecho» pedía Efrén Borrajo con emoción no exenta de nostalgia en su última “carta de la dirección”, correspondiente al número final de aquella. Ojalá se haga realidad el segundo de los anhelos del maestro —nuestra gratitud infinita por ello—, porque el primero lo tiene plenamente asegurado junto al orgullo legítimo de la obra bien hecha.
A la utilización de la fórmula binaria trabajo y derecho para el título de nuestra revista no es ajeno, por lo demás, el empeño de rendir homenaje simbólico a una afortunada expresión que dispone de hondas raíces dentro de la cultura laboralista europea. El gran Sir Otto Kahn-Freund, del que habría de decirse que «revolucionó el estudio, la enseñanza e incluso la esencia del Derecho del Trabajo en las Islas Británicas» (Lord Wedderburn of Charlton), titulaba de esta manera en 1972 su influyente libro general (Labour and the Law, London, Stevens & Sons), que iba a contar con varias ediciones en lo sucesivo y merecía además el interés de nuestro —entonces— Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, hasta el punto de publicar una traducción española de la tercera inglesa de 1983, a cargo del profesor Jesús Galiana Moreno (Trabajo y Derecho, MTSS, 1987). Y qué decir de la prestigiosa revista alemana Arbeit und Recht (Zeitschrift für Arbeitsrechtspraxis, Bund-Verlag GmbH, Köln), que aparece cada mes desde su fundación en 1953 y que no ha dejado de ser durante tan prolongada vigencia el espejo en que la mejor doctrina europea se mira. O, también, de la italiana Lavoro e diritto (Società Editrice il Mulino, Bologna), un paradigma contrastado de ejercicio de pensamiento crítico en la materia, de periodicidad trimestral, que fundó en 1987 y dirige desde entonces el profesor Umberto Romagnoli —incorporado ahora por fortuna al Comité Científico Asesor de nuestra Trabajo y Derecho—. Y así, en fin, aunque solo fuera por tan selecta compañía en el modo de darnos a conocer, me gusta pensar que seguramente nos hemos situado en la buena dirección.
Nuestra revista Trabajo y Derecho acogerá en su seno, ciertamente, cuantos asuntos interesan en general a la regulación jurídica del trabajo, de las relaciones laborales individuales y de las colectivas o sindicales, pero también al sistema de protección social en su conjunto. Sin dejar de mirar al propio tiempo, si conviniera al propósito, a otras disciplinas próximas, como la economía o la sociología, cuando compartan con los juristas el trabajo productivo como objeto de consideración, aunque desde puntos de vista y métodos de conocimiento diferentes. Y lo hará, a buen seguro, desde una perspectiva científica o académica y también profesional, pues no parece que una publicación comprometida con la realidad como la que aspiramos a lograr pueda prescindir de ninguno de estos enfoques y, todo lo más, habrá que acertar en cada caso con la dosis o combinación adecuada de ambos planos en el conjunto de la publicación y de cada uno de sus números.
Nos proponemos hacer de Trabajo y Derecho —tómese esto desde luego como una declaración de intenciones que procuraremos llevar hasta sus últimas consecuencias en lo sucesivo— una revista de calidad, moderna y crítica. A la consecución de la calidad y del valor contrastado de las aportaciones que hayan de incorporarse a sus páginas irán dirigidos, por descontado, los encargos que se hagan desde la dirección de la revista, así como el dispositivo establecido para la evaluación objetiva de los estudios y demás colaboraciones objeto de la misma. Moderna y crítica a la vez, la revista abrirá su campo de observación a la realidad jurídica laboral en España y en la Unión Europea —junto a otros escenarios internacionales posibles—, que será ofrecida y analizada desde la legislación, la jurisprudencia, la construcción y el debate doctrinal, la práctica sindical y la actividad profesional. A través de una programación abierta y flexible, que se separe por igual de la abstracción y del formalismo. Sin que por ello hayamos de prescindir, naturalmente, antes al contrario, del compromiso con el rigor, la seriedad, la crítica y los valores de progreso y solidaridad.
La propia cubierta de Trabajo y Derecho, cuidada ex profeso con las valiosas imágenes del pintor Miguel Elías Sánchez, ilustra a las claras —creo que no se podría decir mejor—, ya desde el umbral de la publicación, nuestro compromiso con la cali-dad del proyecto, también la estética. La revista alternará en la cubierta de sus números sucesivos las dos composiciones que Miguel Elías ha preparado para nosotros, de estilos y propuestas harto diversos, es cierto, pero con arreglo ambas a una idea programática común que envuelve el conjunto. La primera —ya a la vista en el presente número—, una caligrafía para el trabajo, se propone dar cuenta, a través de la mediación abstracta y metafórica del artista, de la furiosa complejidad que la actividad laboral y el empleo muestran en la sociedad contemporánea, entre tintas negras y rojas y el paro forzoso junto al ordenador. En tanto que la segunda dirige su mirada figurativa y realista —lo habrán de comprobar ustedes en el siguiente número, si nos otorgan su fidelidad— a los trabajadores del “cuarto estado”, cuyo punto de vista, lejos de mantenerse anclado en la estética “novecentista” a la que formalmente pertenece, hunde con vigor su pretensión analítica real —este es, me parece, el alcance artístico y pedagógico de la misma— en los problemas eternos del trabajo asalariado y del sistema de producción.
Trabajo y Derecho, que contará con once números anuales en papel —además de dos extraordinarios monográficos on line— y podrá ser seguida también a través de Smarteca, la biblioteca digital en la nube de Wolters Kluwer, dispondrá en cada uno de aquellos de siete secciones fijas —Opinión, Estudios, Jurisprudencia, Unión Europea y agenda internacional, Legislación, Libros y Práctica jurídica y despachos profesionales, referidas ahora por el orden de su aparición formal en la revista—, la mayor parte de ellas a cargo de un responsable permanente de su alimentación y contenidos, cuya atribución figura naturalmente en los créditos de la publicación. Todas las secciones, tan solo separadas por criterios racionales de división del trabajo, no dejan de ser al fin y al cabo otra cosa que los diferentes capítulos del mismo libro, unitario y conjunto, en que se sustancia el propósito común de la revista. Sin perjuicio, claro es, de la labor de coordinación y responsabilidad general de la publicación que asume quien esto escribe, director, junto a los profesores Margarita Isabel Ramos Quintana y Wilfredo Sanguineti Raymond, subdirectores, y Juan Bautista Vivero Serrano, secretario, con la intervención necesaria del personal técnico de la Editorial comprometido en este singular proceso de producción.
Habrá de ser pues el equipo directivo de Trabajo y Derecho, así como quienes invitemos a ello en ocasiones, los encargados de nutrir su sección de Opinión —que yo mismo estreno ahora con este contenido “obligado”—, concebida en general como observatorio o escaparate de la realidad jurídica laboral y su entorno institucional para su presentación y análisis en unas pocas páginas, que acaso pudieran anticipar, si el asunto así lo requiere, su consideración detallada posterior en otro lugar de la revista, y no tanto como receptáculo sistemático de aportaciones doctrinales que tienen reservado su espacio propio dentro de la publicación. Este acomodo no será otro, seguramente, que la sección de Estudios, donde se dará cabida a las contribuciones teóricas o doctrinales de interés que hayan superado los procesos de evaluación que, según proceda, lleve a cabo el Consejo de Redacción de la revista y el Comité de Evaluación Externa, conforme a los procedimientos que se hayan hecho públicos.
Así pues, el Consejo de Redacción de Trabajo y Derecho, integrado por su equipo de dirección (director, subdirectores y secretario), así como por los responsables de sus secciones —solo en dos casos ambas condiciones concurren en la misma persona—, será el órgano encargado, dentro de la estructura de la revista, de su gestión ordinaria y de la adopción de las decisiones que convengan a su velocidad de crucero, con especial hincapié en la procura, selección y evaluación inicial de los estudios y colaboraciones que hayan de merecer su incorporación a nuestras páginas. Se cuenta, asimismo, ya se ha referido, con un Comité de Evaluación Externa, ajeno a la cadena de gobierno y gestión de la revista e integrado —tal como se recoge en los créditos de la misma— por personas de relevancia académica y profesional y especial competencia para llevar a cabo la delicada e indispensable función de refrendo de la calidad de los estudios objeto de publicación, conforme a los cuestionarios de calidad dispuestos. Y, en fin, Trabajo y Derecho se felicita asimismo por haber conseguido convocar a un rutilante Consejo Científico Asesor, a quien los gestores de la publicación podamos acudir en solicitud de opinión, consejo o ayuda para las tareas propias de este cometido y en el que están presentes —como acredita su composición recogida también en los créditos de la revista— distinguidos nombres del laboralismo español y extranjero.
Y poco más, queridos amigos, llegados a este punto. Tan solo queremos poner en su conocimiento finalmente que intentaremos hacer de Trabajo y Derecho una revista de referencia —no me atrevo a utilizar la desgastada y administrativa mención a la “excelencia”—, también en el ámbito internacional, que llegue a ocupar los espacios reservados para las mejores dentro de las valoraciones y clasificaciones al uso y consolide más pronto que tarde relaciones fructíferas con otras cabeceras amigas. A esto habremos de dedicarnos con seriedad y rigor, con afán y esfuerzo constantes, pero también con responsabilidad y, sobre todo, con humildad, porque tan solo con estos ingredientes habremos de cocinar el plato que nos gusta. Pero es evidente que no podremos conseguirlo solos, pues se hace indispensable la confianza de autores y colaboradores que quieran distinguirnos con su preferencia —mucho agradecemos ya en este momento las numerosas muestras de bienvenida y aliento que nuestra iniciativa ha recibido por doquier—, y también, claro es, la de los lectores y suscriptores de nuestras páginas que habrán de ser a fin de cuentas el “alfa y omega” del proyecto. Trabajo y Derecho queda abierta pues con ilusión —lo decimos en este momento iniciático de nuestro camino— a todos ellos.
Confieso por último, ahora que concluyo estas páginas, que no he conseguido es-quivar por completo durante su redacción la incómoda sensación de no saber lo que quería decir «hasta encontrar la manera de decirlo» o, en otras palabras —también de Mario Vargas Llosa, Piedra de toque, 2012—, de haber sido yo un instrumento a través del cual «la historia que quisiera contar se expresa a sí misma gracias a la escritura». Pero poco importa esto ahora, ya que, sea como fuere, puedo manifestar al final con complacencia que ha quedado dicho, amigo lector, lo que de cierto quería compartir con usted.
Manuel Carlos Palomeque
Director
LA CUBIERTA, EL SUMARIO Y LA PRESENTACIÓN DEL NÚMERO 1 DE TRABAJO Y DERECHO PUEDEN SER DESCARGADOS DESDE EL SIGUIENTE ENLACE:
Trabajo y Derecho_num_1_cuberta_sumario_opinion